El día tiene tan sólo 24 horas y nueve de ellas, como mínimo, deberías dedicarlas al sueño. El resto que te queda tiene que balancearse entre todas las demás actividades y roles que manejes.
Tendemos a fijarnos más en lo urgente que en lo importante, es decir, estar siempre más disponibles para agentes externos que requieren algo de nosotros que para nuestra propia pareja y familia.
Siempre habrá quien necesite de ti, el arte está en aprender a observar objetivamente y saber dejar pasar lo que no es verdaderamente relevante, aquello que no te aporta a ti en primer lugar, a la expansión y celebración de tu ser.
Cumplir contigo mismo es darle el mejor tiempo de ti a los tuyos.